Para despedir el segundo trimestre, invitamos a un grupo de abuelos de 2º y 4º cursos a compartir con nosotros sus experiencias, anécdotas, poesías... o cualquier otro detalle interesante de sus vidas.
Les hicimos algunas preguntas sobre su paso por la escuela, sus juegos de niños, sus lecturas favoritas...
Julio, el mayor de todos, aunque de corazón aún joven, nos contó que él empezó a trabajar en una granja cuando tenía ocho años, que apenas fue a la escuela y que cuando cuidaba el ganado escuchaba a lo lejos los tiros de la Guerra Civil.
Josefina nos contó que cuando terminaba el colegio lo celebraban yéndose a bañar a Jarero, arroyo un poco alejado del pueblo y que, cuando lo hacían sin permiso, revolucionaban a todo el pueblo.
Joaquín, Joaqui y Pepi fueron al colegio durante más tiempo hasta los trece o catorce años. Joaquín, incluso, llegó a estudiar unos años más pero lo dejó y empezó a ayudar en la sastrería de su padre. Luego, fue panadero durante muchos años.
Carmela y Josefina trabajaron desde muy niñas. Carmela en el negocio familiar y Josefina ayudando a su madre.
Recuerdan su infancia con alegría, iban a llamar a sus amigos a su casa (no había móviles y apenas teléfonos) y jugaban en la calle.
Rosario, la menor de todas, sí fue a la escuela y nos contó que le gusta escribir poesías. Nos leyó alguna de ellas.
Tan emocionados estaban que se quitaban la palabra. ¡Eso de levantar la mano y esperar el turno no se lo enseñaron en la escuela!...
Al final, un grupo de niños leyeron una poesía que ellos mismos habían inventado.
Pasamos un rato muy agradable, niños y mayores. Así que dejamos la puerta abierta para retomar estos encuentros con los abuelos.
¡GRACIAS, ABUELOS!